martes, 1 de mayo de 2018

Algún.

Caprichos ensañados con hacerle la vida imposible a Soledad.
Pero ella está firme decretando que aquí no pasa nadie.
Aunque de vez en cuando, permita que otra soledad pase un rato a visitarla a tomar un té o algún veneno.
Alguna madrugada de un día cualquiera.
Siempre esperando que al alba se borre cualquier rastro de compañía,
para no perder las mañas, ni el carácter.
Para no volver a caer y ser esquirlas.
Para contar las caricias dadas, cultivando el desapego.
Muriendo alguna noche en algún hotel de alguna ciudad.
Reviviendo para atraer el frío que apaga el fuego y la anestesia.
A Soledad le gusta fingir que no está tan sola, que no está tan rota.
No busca cicatrizar su herida, ni siquiera la vigila.
La deja ser hasta que algún día ya no sea más herida.

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