¿Cuán eterna será esta herida amor si me impides cerrarla?
¿Cuán lejos está la soledad del silencio llamando mi nombre?
¿Qué te frena hastío de corroer lo que antes me motivaba?
¿Cuántas horas marcará el reloj hasta que llegue el fin de las pasiones?
Prefiero susurrar encantos al aire que gritar odios al sol.
Querida luna, no me compadezcas, pronto perecerás y quedará nada más que el anaranjado alba y mi corazón, aún martillado, latiendo con fervor. Es parte de mi esencia.
Cuando vuelva la noche comenzará el dolor, espero haberme marchado hacia otro sol.
martes, 31 de mayo de 2016
Sin título.
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